Me encanta asarlos, también tengo mi devoción muy particular; me gustan ponerlos en una negra sartén de hierro engrasada con  grasa de tocino,  sobre fuego  suave,  disfrutando del aroma que van soltando, acompañarlos con unos hongos Portobello y esperar el glorioso momento de verlos dorado al final. Y comerlo sobre la tabla de madera… Las veces que vi comer chorizos que se deslizan sobre un plato normal me ponen nerviosa… Disfruto mucho ver a mi hijo Deian agarrarlos con la mano enteros y disfrutar de esta exquisitez receta.